El resurgir de una nueva SIDE en la gestión libertaria, versión actualizada de la tenebrosa Secretaría de Inteligencia del Estado con la que la dictadura cívico militar llevó adelante los hechos más aberrantes entre 1976 y 1983, ahora bajo un nuevo esquema de control y vigilancia; es reestablecida para actuar otra vez, en contra de la privacidad y el libre ejercicio de la libertad de expresión.

En medio de una Argentina golpeada por el ajuste, con ollas vacías y sueldos pulverizados, el gobierno de Javier Milei toma una decisión escalofriante: no hay plata para salud, pero sí hay para espiarte. La histórica Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE), símbolo de vigilancia y represión en los años más oscuros del país, ha vuelto a la escena con fuerza y recursos renovados.
Mientras los hospitales no tienen gasas y los comedores populares no reciben mercadería, la SIDE —con el aval directo del Ejecutivo— incrementó su presupuesto como pocas áreas del Estado. Y no es casual: hay una estrategia definida para vigilar y marcar a quienes se atrevan a cuestionar el rumbo de este modelo libertario.
Una orden interna que pone la piel de gallina
A fines de enero, una directiva secreta —firmada por el director de Operaciones del organismo, Diego Kravetz— dio luz verde a un plan de vigilancia masiva sobre “grupos sociales vulnerables” y actores que, según la inteligencia oficial, podrían aprovechar “la polarización política”.
Sí, lo que estás leyendo: la SIDE va a vigilar a los más vulnerables
Entre los objetivos están incluidos movimientos sociales, referentes piqueteros, periodistas, organizaciones civiles y cualquier actor que exprese una posición crítica. La orden pide recopilar información sobre ellos, seguir sus pasos y estudiar sus motivaciones. En palabras simples: quieren construir perfiles de vigilancia para los que no están alineados con el poder.
Además, se menciona la posibilidad de espiar también a “actores extranjeros” que pudieran influir en la política argentina. ¿Quiénes son? No se sabe. Todo queda en una zona gris, peligrosa y sin control democrático.
Vuelven los fantasmas del pasado
El paralelismo es inevitable y doloroso. La SIDE, que durante la dictadura fue un instrumento de persecución y muerte, hoy vuelve con nuevas herramientas pero con el mismo objetivo: el control total.
En lugar de fortalecer la democracia, el gobierno de Milei decide reforzar la vigilancia, el miedo y la represión encubierta. ¿Qué tipo de libertad es esta, si te espían por pensar distinto? ¿Qué democracia puede resistir si los ojos del Estado están puestos en quienes más necesitan ser protegidos?
El espionaje ilegal no es una exageración, es una realidad en marcha. Lo confirma el propio Plan de Inteligencia Nacional, un documento oficial que establece estrategias a largo plazo para monitorear a organizaciones sociales y actores políticos. Un plan que pone al Estado en guerra contra su propio pueblo.
Fuente: Documento interno de la Secretaría de Inteligencia (enero 2025) confirmado por fuentes judiciales y legislativas.
La democracia se defiende en la calle y en la palabra libre. No podemos permitir que el miedo vuelva a ser política de Estado.
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