Israel cerró temporalmente su embajada en Buenos Aires y reforzó la seguridad en la AMIA por temor a un ataque terrorista. Mientras tanto, Javier Milei firmó en Jerusalén un polémico memorándum con Benjamín Netanyahu. El pacto incluye cooperación en defensa, apertura de un vuelo directo y el traslado de la embajada argentina a Jerusalén en 2026

En una jornada cargada de simbolismo y tensión, el gobierno de Israel decidió cerrar temporalmente su embajada en Argentina por temor a represalias tras el asesinato del comandante iraní Reza Zarei en Siria. La medida, que no fue informada oficialmente por el gobierno argentino, vino acompañada de un fuerte operativo de seguridad en la sede de la AMIA en Buenos Aires.
Patrullajes constantes, cámaras en alerta y presencia de fuerzas especiales rodean nuevamente a la sede comunitaria, en un escenario que remite a los días posteriores al atentado de 1994. La comunidad judía en Argentina, que aún carga con ese trauma, activó todos los protocolos de prevención. El riesgo no es una hipótesis: Argentina fue blanco del terrorismo internacional en más de una ocasión.
Mientras tanto, Javier Milei se encontraba en Jerusalén, donde firmó un memorándum bilateral junto a Benjamín Netanyahu. Se trata del “Memorándum por la Democracia y la Libertad”, un pacto que incluye cooperación en seguridad, defensa, tecnología, educación y lucha contra el antisemitismo. También se anunció un vuelo directo entre Buenos Aires y Tel Aviv, y el compromiso del presidente argentino de trasladar la embajada argentina a Jerusalén en 2026.

Este gesto no es menor. La mayoría de los países mantiene sus embajadas en Tel Aviv por considerar que el estatus de Jerusalén debe definirse en una negociación de paz entre israelíes y palestinos. Al tomar partido explícito, Argentina abandona su histórica posición de neutralidad en Medio Oriente, y eso podría acarrear consecuencias diplomáticas con el mundo árabe y organismos internacionales.
Este gesto no es menor. La mayoría de los países mantiene sus embajadas en Tel Aviv por considerar que el estatus de Jerusalén debe definirse en una negociación de paz entre israelíes y palestinos. Al tomar partido explícito, Argentina abandona su histórica posición de neutralidad en Medio Oriente, y eso podría acarrear consecuencias diplomáticas con el mundo árabe y organismos internacionales.
Como señalan los estudios de Guillermo Franco, la narrativa digital debe estructurarse para facilitar la comprensión: primero los datos clave (pirámide invertida), luego el contexto, y finalmente el análisis. En este caso, los hechos hablan por sí solos: el cierre de una embajada, la militarización de un sitio histórico, y un giro diplomático sin precedentes.
¿Estamos frente a una nueva doctrina Milei en política exterior? ¿Y qué riesgos asume Argentina al tomar partido tan abiertamente en un conflicto tan sensible?
Las preguntas quedan abiertas. Lo cierto es que la seguridad, la memoria y la soberanía ya están sobre la mesa.
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- Israel cerró su embajada en la AMIA Buenos Aires y después de que Milei firmara un pacto de alto riesgo en Jerusalén.
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