Victoria Villarruel queda envuelta en un nuevo escándalo: decenas de designaciones a dedo, entre ellas ñoquis, exmilitares, culatas y familiares directos de represores de la dictadura. La denuncia periodística de Data Clave revelô una red de acomodos y privilegios que contradice el discurso de austeridad y transparencia del oficialismo, y vuelve a exponer la hipocresía del sector más autoritario del gobierno.

En un nuevo escándalo que confirma la falta de transparencia y la perpetuación de clientelismos en la política argentina, el Senado de Victoria Villarruel, diputada ultraderechista y aliada del gobierno de Javier Milei, ha sido denunciado por integrar a numerosos ñoquis, culatas, exmilitares y familiares de represores de la dictadura genocida en cargos públicos, según un informe reciente publicado por DataClave.
Esta grave situación no solo pone en cuestión la integridad institucional, sino que agrava la vulnerabilidad social, al destinar recursos públicos a una red de amiguismos y compadrazgos, mientras la mayoría del pueblo argentino sufre el impacto de la crisis económica y la ausencia de políticas públicas que defiendan sus derechos.
El informe de clientelismo y corrupción en el Senado de Villarruel
Según la investigación periodística, el Senado que responde a Villarruel está conformado por numerosos empleados que no cumplen funciones reales —popularmente conocidos como “ñoquis”—, culatas (personas sin capacidad ni formación), militares retirados y familiares directos de genocidas condenados por crímenes de lesa humanidad. Esto no solo viola principios éticos, sino que evidencia una clara continuidad de estructuras autoritarias y nepotistas.
Se destacan casos de parientes de represores que fueron incorporados al Senado, lo que genera un profundo rechazo social y político en un país que aún lucha por la memoria, verdad y justicia. La presencia de militares y culatas confirma el perfil excluyente y represivo de este espacio político, ajeno a la realidad y necesidades de los sectores más vulnerables.
Este modus operandi va en directa contradicción con la supuesta defensa de valores republicanos y la transparencia que pregonan Villarruel y el gobierno de Milei. Mientras millones de argentinos atraviesan dificultades económicas severas, el uso clientelar de recursos públicos para mantener a un grupo reducido de personas sin mérito alguno refleja una grave injusticia social.

La corrupción y el nepotismo en el Senado de Villarruel profundizan la desigualdad y debilitan las instituciones democráticas. Además, este armado político legitima la impunidad de los represores y afecta la construcción de una sociedad más justa y plural.
Desde Argentina Desigual seguimos denunciando estas prácticas y convocamos a nuestros lectores a informarse, compartir esta noticia y exigir justicia social y política. No de vemos permitir que los recursos del pueblo sigan alimentando a una casta que solo busca beneficiarse a sí misma.
El caso del Senado de Victoria Villarruel es un nuevo episodio que confirma cómo la derecha extrema, lejos de representar a los sectores populares, se sustenta en estructuras corruptas y autoritarias que perjudican a quienes más necesitan un Estado presente y transparente.