Demian Reidel, presidente de Nucleoeléctrica Argentina y asesor directo de Javier Milei, fue designado para liderar el Plan Nuclear anunciado en diciembre de 2024. Sin embargo, a casi seis meses de su lanzamiento, no se han registrado avances concretos. Mientras tanto, el funcionario percibe un salario de 14 millones en un contexto de severo ajuste presupuestario en ciencia y tecnología.

El 20 de diciembre de 2024, el presidente Javier Milei presentó junto a su asesor nuclear, Demian Reidel, un ambicioso Plan Nuclear Argentino. El proyecto fue promocionado como una “revolución energética” orientada al desarrollo de pequeños reactores modulares (SMR) para abastecer la creciente demanda de energía generada por la expansión de la inteligencia artificial y la economía digital. Sin embargo, a casi medio año de su anuncio, el plan permanece sin ejecución concreta, mientras el funcionario a cargo cobra un salario mensual que supera los 14 millones de pesos.
Reidel, físico egresado del Instituto Balseiro y economista formado en Harvard, fue nombrado presidente de Nucleoeléctrica Argentina Sociedad Anónima (NASA) y designado como la figura técnica que lideraría esta nueva etapa de desarrollo nuclear. Pero los hechos no acompañan las promesas: según informes periodísticos recientes, no se ha iniciado ninguna obra nueva ni se ha presentado públicamente un cronograma de ejecución. Además, los organismos científicos vinculados al área nuclear, como la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), enfrentan un recorte presupuestario que paralizó proyectos estratégicos como el reactor CAREM y el RA-10.
La Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología, encargada de coordinar parte del financiamiento científico del Estado, ha ejecutado apenas el 7% de su presupuesto en lo que va del 2025, reflejando el desinterés del gobierno libertario por el desarrollo científico nacional. Esta situación ha provocado la ralentización de investigaciones claves y la pérdida de profesionales altamente calificados.
Además, Reidel fue convocado por el Congreso para dar explicaciones sobre el estado del Plan Nuclear, pero decidió no asistir, lo que generó fuertes críticas por parte de legisladores de la oposición y del ámbito científico. Organizaciones vinculadas al sector nuclear han advertido sobre la falta de transparencia y la posibilidad de que este plan sea más un discurso de campaña que una política pública concreta.

Paradójicamente, mientras se proclama una revolución nuclear, se desfinancia la infraestructura histórica y se desmantela la capacidad técnico-científica del país. Los especialistas denuncian que sin inversión sostenida ni planificación seria, el desarrollo de reactores SMR será inviable, especialmente en un país que ya contaba con avances concretos en esta área a través del CAREM, único reactor de su tipo en América Latina.
En un contexto de ajuste, desempleo científico y desmantelamiento de organismos clave, el salario multimillonario que percibe Reidel se convierte en una muestra más de la desigualdad e improvisación que caracterizan a la actual gestión nacional. Mientras los laboratorios quedan vacíos y las obras nucleares se detienen, el responsable máximo del sector permanece en silencio, sin rendir cuentas sobre sus tareas ni sus resultados.
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